martes, 28 de abril de 2015

Los contaminantes amenazan al oso polar


No solo el cambio climático pone en peligro la supervivencia del oso polar (Ursus maritimus), uno de los mamíferos carnívoros más grandes y amenazados del planeta.

Según un estudio de un equipo internacional de científicos entre los que se cuenta María Jesús Obregón, profesora en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), la polución por plásticos y los contaminantes ambientales de su hábitat también están empezando a afectar seriamente a su sistema endocrino y a su ciclo de reproducción.





Ciertamente, el cambio climático es su principal enemigo, pero no hay que olvidar el estrés nutricional, la reducción del hielo polar, el contacto con el hombre, las enfermedades, los parásitos y la exposición a contaminantes ambientales, que están mermando la salud del oso polar ártico.

El citado trabajo, liderado por científicos noruegos y publicado en Environmental Research, recalca que la polución por plásticos y los contaminantes ambientales afectan al sistema endocrino y al sistema reproductor del oso, lo cual “es especialmente importante en esta especie, ya que está en vías de extinción”, dice Obregón.

Los investigadores se centraron en el oso polar ártico que vive en Groenlandia, ya que se encuentra expuesto a niveles crecientes de “una gran variedad de contaminantes organoclorados y pesticidas, que impactan sobre las hormonas tiroideas en plasma, tejidos y enzimas desiodasas, que son las encargadas de mantener estables los niveles hormonales”, remata la experta.

Preocupados por la pérdida del hábitat helado del oso polar, cada vez más amenazado, otro equipo internacional de científicos ha elaborado una guía para controlar su salud. El estudio, publicado en Science of the Total Environment, recoge 15 valores que permiten determinar los factores que facilitarían su conservación en el círculo polar ártico.

Las principales amenazas identificadas son el cambio climático, el estrés nutricional, el estrés fisiológico crónico, enfermedades y parásitos y una exposición creciente al enfrentamiento con otros osos rivales.

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