Hasta ahora se pensaba que los restos químicos de lociones,
cremas u otro tipo de productos de belleza similares, se degradaban con el
tiempo y acababan dispersándose en la atmósfera. Ahora, el hallazgo de pequeñas
cantidades de metilsiloxanos cíclicos volátiles en muestras de suelo, plantas y
también en kril y fitoplancton en diversos lugares de la Antártida por un
equipo de científicos del CSIC, prueba que esto no es así.
El equipo del CSIC, que ha publicado su estudio en la
revista Environmental Science and Technology, descubrió esta sustancia química
en 2009 en muestras tomadas en la zona de los Pirineos y entonces se
preguntaron si era posible que estos restos hubiesen alcanzado lugares más
remotos como la Antártida.
Una expedición partió y recogió muestras de una
docena de localizaciones diferentes del continente antártico utilizando
técnicas de cromatografía de gases que revelaron finalmente la presencia de al
menos tres tipos de sustancias químicas, abreviadas como D4, D5 y D6. Lo más
llamativo no solo fue su hallazgo sino que los niveles encontrados eran
comparables a los de las muestras tomadas en Europa y América del Norte.
¿Cómo han llegado estas sustancias a un paraje tan lejano?
La hipótesis que manejan los científicos se basa en que tras la evaporación,
estos restos permanecieron en la atmósfera donde pudieron haberse mezclado con
la precipitación de nieve. Al derretirse la nieve en la tierra, los productos
volvieron al suelo, pudiendo alcanzar de nuevo plantas, al mar, o asimilados
por el fitoplancton.
¿Supone esto un riesgo para el medio ambiente? Los
investigadores creen que no pero esta respuesta se basa, al menos de momento,
en el desconocimiento sobre el impacto de estos productos químicos en el medio
ambiente.
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