Uno de los fenómenos climáticos más importantes del planeta, la Corriente del Golfo de México, que templa las temperaturas en Europa Occidental y del Norte y hace que el clima sea más moderado en esas latitudes septentrionales, se ha ralentizado en las últimas décadas, con la consecuencia de que sus efectos han sido más débiles que nunca, al menos en el último milenio.
Esta es la conclusión de un estudio dirigido por Stefan
Rahmstorf, del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam
(Alemania). El gradual pero acelerado derretimiento de la capa de hielo de
Groenlandia a causa del calentamiento global provocado por la acción humana es
posiblemente un factor clave que ha contribuido a esa ralentización de la
Corriente del Golfo. Si el proceso continúa, el impacto sobre los ecosistemas
marinos de Europa y el nivel del mar se hará notar.
Otras investigaciones previas habían señalado como culpable
a la ralentización de la llamada circulación oceánica meridional atlántica,
pero ahora hay pruebas de que es toda la circulación oceánica global la que se
ha debilitado.
También se ha constatado que mientras el área específica en
el Atlántico Norte se ha estado enfriando el resto del mundo se ha ido
calentando. Los científicos se basaron en datos de la temperatura atmosférica
de la superficie del mar y mediciones sobre las corrientes oceánicas, el nivel
de hielo, los anillos de árboles, los corales y los sedimentos. Con esos datos
han podido reconstruir la evolución de las temperaturas a lo largo de más de un
milenio.
La Corriente del Golfo es una gran masa de agua de unos 1.000 kilómetros de anchura que corre a nivel superficial, y está impulsada por las diferencias en la densidad del agua del océano. El agua del sur es más caliente, y por tanto más ligera. Por esta razón fluye hacia el norte, donde las aguas son más frías.
La Corriente del Golfo es una gran masa de agua de unos 1.000 kilómetros de anchura que corre a nivel superficial, y está impulsada por las diferencias en la densidad del agua del océano. El agua del sur es más caliente, y por tanto más ligera. Por esta razón fluye hacia el norte, donde las aguas son más frías.
Al chocar con ellas, la corriente cálida baja a las capas
más profundas del océano y luego fluye de vuelta hacia el sur. Jason Box, del
Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia, cree que el agua dulce que sale
de la fusión de la capa de hielo de Groenlandia “probablemente esté perturbando
la circulación". Con el agua del deshielo hay menos agua salina en la
superficie, que es la que tiende a no hundirse, por lo que enfría más la
Corriente del Golfo.
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